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Já em Buenos Aires tomei consciência de uma existência paralela à minha, enquanto existia naquela cidade. Trata-se da personagem central de Tomás Eloy Martínez no romance “El cantor de tango”: um doutorando que vai a Buenos Aires pesquisar Jorge Luis Borges, com uma bolsa de estudos. Ao se deslocar pela cidade, ele desenvolvia percursos estranhamente simétricos e paralelos aos meus, enquanto eu avançava na leitura do livro: o hospital Rivadavia, o café Britânico, bairros, ruas, livrarias, o Palácio das Águas Corrientes, a ex-Biblioteca Nacional da Argentina. Essa presença sublinhava a existência dos duplos ficcionais, que talvez existam para validar a certeza dos percursos e dos lugares que escolhemos.
Essa personagem, assim como eu, não é de Borges, e dessa forma teve também permitido o seu percurso por esta página - as citações em espanhol são de Martinez (exceto a do subtítulo, de um Borges já acometido pela cegueira). O escritor mesmo não caberia nela. Paradoxalmente, exige um certo esquecimento para que possa existir no conjunto de trabalhos que nomeia.
O conjunto deste trabalho é parte do Doutorado em Poéticas Visuais "Entre o livro e o lugar", 2015, orientado por Carlos Fajardo na Escola de Comunicações e Artes, USP. Disponível em TEXTOS.
Buenos Aires fue para mí sólo una ciudad de la literatura hasta el templado mediodía de invierno del año 2000 (...). Había visto cientos de fotos y películas. Podía imaginar la humedad, el Rio de la Plata, la llovizna, los paseos vacilantes de Borges por las calles del sur con su bastón de ciego.
Trio Camandulaje: Eva Fiori (voz), Ignácio Fernández (guitarra) e Álvaro del Águila (bandoneón).
No entendí por qué los argentinos preferían escribir historias fantásticas o inverosímiles sobre civilizaciones perdidas o clones humanos u hologramas en islas desiertas cuando la realidad estaba viva y uno la sentía quemarse, y quemar, y lastimar la piel de la gente.
Hoy te evoco emocionado, decía el tango, y yo sentía que ese conjuro bastaba para que se desvanecieran los vidrios del piso y se apagaran las telarañas y el polvo.
En cada gran ciudad hay, como se sabe, una de esas líneas de alta densidad, semejante a los agujeros negros del espacio, que modifica la naturaleza de los que la cruzan.
Hoy te evoco emocionado, dizia o tango, e eu sentia que esse conjuro
Sería aquélla, en verdad, la biblioteca? Ya estaba habituándose a que las palabras estuvieran en un lugar y lo que querían decir en qualquier otro.
Seria mesmo aquela a biblioteca? Já estava se acostumando ao fato de as palabras estarem em um lugar e o que elas queriam dizer em qualquer outro.
Cuanto más avanzaba la noche, más se poblaban los cafés. Pensé que esos cafés eran perfectos para escribir novelas. Allí la realidad no sabía qué hacer y andaba suelta, a la caza de autores que se atrevieran a contarla. Todo parecía real, tal vez demasiado real, aunque entonces yo no lo veía así.
Paisagem sonora do sótão da Ex-Biblioteca Nacional de Buenos Aires.
Martel había observado a su ídolo con tanta intensidad que por momentos sintió que él era el otro. Ni siquiera la pésima proyección de las películas lo había desilusionado. En la soledad de la sala, cantó en voz baja, a dúo con la voz de la pantalla, dos de los tangos, Tomo y obligo y Silencio.
Cuando Martel imitaba a Gardel, era Gardel. Cuando se empeñaba en ser él mismo, era mejor.
Martel observ
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